Producción de carne: Cómo mejorar la rentabilidad bovina

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La producción bovina para carne en Chile desde hace años vive en la cuerda floja. Se han introducido mejoras, se han ampliado mercados, pero los precios no acompañaban a los ganaderos. Sin embargo, en el último tiempo la situación está teniendo un viraje importante que se refleja claramente es en el aumento de precio de los terneros.

"Actualmente los valores de los terneros para cría o engorda están superando ampliamente al del ganado gordo y lo que cambia radicalmente el potencial de rentabilidad del rubro", explica el asesor ganadero y médico veterinario, Rodrigo Prado.

Por estos días un ternero de 230 kilos puede venderse a $1300/kg, lo que da casi $300 mil, el valor de un novillo gordo de 500 kgs de hace un par de años.

"Los precios actuales de terneros en el sur de cercanos o superiores a US$3/kg en pié son excepcionalmente buenos, incluso mayores a los valores de EEUU. La rentabilidad de la crianza se ha vuelto muy atractiva", recalca Prado.

El dato es importante para toda la industria, pero especialmente para los ganaderos más pequeños. Si bien gran parte de la masa ganadera nacional está en manos de pequeños productores, sus sistemas productivos presentan una eficiencia media a baja y tienen una reducida incorporación de tecnología, por lo que muchas veces tienen rentabilidades bajas o negativas. Sin embargo, según Prado, esta debilidad podría transformarse en fortaleza.

"En la agricultura familiar campesina existe un amplio margen de mejora al incorporar tecnología, aunque éste es un proceso biológico lento al igual que los cambios esperables", recalca el especialista.

Entre los principales factores que limitan la productividad de la producción de carne en la agricultura familiar campesina (AFC) están la baja productividad de las praderas, especialmente porque la fertilidad de esos suelos es generalmente pobre, y además tienen fallas en el manejo del pastoreo y la conservación de forrajes.

"Numerosas investigaciones en el sur demuestran que la producción de materia seca puede doblarse o triplicarse al corregir la fertilidad y la acidez, especialmente cuando no hay déficit de humedad", sostiene Prado.

Pero el pequeño ganadero no tiene capital para financiar el establecimiento y la fertilización de sus praderas, ni para implementar sistemas de riego.

El tema es clave, ya que la producción de forraje por hectárea determina el número de animales (carga animal) que se pueden pastorear allí, lo que es básico en la rentabilidad y en los costos de la suplementación invernal. En los sistemas pastoriles de Nueva Zelandia o Gran Bretaña, los ganaderos manejan 2 a 2.5 vacas de cría/ha, mientras que en la AFC nacional sólo se llega a un tercio o la mitad de esa cantidad. Esto calza con la producción de 10-15 toneladas de forraje en esos países y de sólo 3-6 toneladas promedio de la AFC en la zona ganadera. Si además se mete a esos campos deprimidos más animales que los que resisten.

Baja fertilidad

Otro elemento que puede limitar la productividad de los rebaños es la baja fertilidad de los vientre. "En rebaños sanos, la fertilidad es reflejo del manejo nutricional. Vacas que presentan una adecuada condición corporal al parto y durante el encaste, generalmente tiene altos índices de fertilidad. En relación a la longitud en el período de parición Troxel, T. indica que pariciones de 75 días pueden mejorar las utilidades en un 75%. En la zona sur, un ternero nacido en agosto puede pesar un 50% más de uno nacido en noviembre. Para que una fecha adecuada de parición se pueda repetir, la vaca debe parir en buen estado. Esto requiere de buen manejo y el uso de genotipos adecuados al medio ambiente y sus recursos forrajeros", enfatiza Prado.

Esta es una falencia importante en la ganadería de la AFC. Las razas de carne fueron incorporadas más tarde en Chile, por lo que usualmente los pequeños ganaderos usan razas de mayor tamaño y de producción de leche, las que tienen requerimientos nutricionales mayores que no alcanzan a ser satisfechos por praderas de baja productividad. "Es un hecho que las razas de doble propósito que normalmente utilizan los ganaderos de la AFC presentan niveles de fertilidad inferiores que las específicas para carne, pues se exacerban los desbalances nutricionales", explica el especialista.

Y una vaca no preñada es una pérdida grave, e incluso implica costos, para un pequeño productor.

El concepto de condición corporal y de utilización de razas adecuadas al medio ambiente se ha usado en Magallanes, donde los costos de suplementación invernal son mínimos o simplemente inexistentes. La vaca moviliza sus reservas corporales durante el período crítico, pero llega al parto en buen estado y exhibe una tasa de parición muy alta.

La situación puede cambiar en sistemas donde no hay limitaciones de recursos forrajeros ni en la calidad de estos, en los que se ha visto que las razas de mayor tamaño y de producción de leche pueden presentar una alta fertilidad y son económicamente viables. Pero en la agricultura familiar campesina es difícil encontrar praderas de alta productividad con buen manejo.

Por lo mismo, insiste Prado, en la AFC es conveniente trabajar con razas especializadas de carne. "Tienen requerimientos nutricionales más acordes con la condición forrajera de esos productores y poseen una más alta habilidad materna (con baja incidencia de partos difíciles). Las crías hembras, son muy adecuadas para incrementar la masa en suelos marginales. Al mismo tiempo, el uso de razas de carne permite aprovechar los avances en mejoramiento genético. El uso de toros identificados, en pruebas de progenie, que dan crías que nacen con gran facilidad, es un ejemplo y un enorme avance".

Una posibilidad para contar con razas adecuadas, podría ser realizar cruzamientos entre razas para tener así animales con requerimientos nutritivos más acordes con los recursos disponibles.

"Este camino genético para reducir los requerimientos nutricionales de los futuros vientres contribuiría a mejorar la fertilidad. Razas o genotipos más acordes a los recursos forrajeros llegarían al fin de la lactancia en mejor condición corporal y podrán pasar el invierno con menores recursos forrajeros y costos de suplementación, como lo definió el académico escocés B. Lowman", dice Prado.

Como se ve hay que trabajar en muchos frentes con criterio técnico y científico para dar pasos sólidos en mejorar la sustentabilidad de la crianza bovina de la AFC.

Fuente: Revista del Campo de El mercurio. Consultado el 28-2-2011.

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