CHILE : Con una demanda firme, en un escenario de precios históricos para la carne de cordero y la lana, la zona tiene un alto potencial, pero también hay desafíos importantes.
El grupo Marín lidera el tema ovino en Magallanes. Aparte de los 16 millones de dólares gastados en levantar la moderna planta frigorífica que hoy permite exportar a los más exigentes mercados, agrega hoy US$ 5 millones por los derechos que faltaba pagar por Cañadón Grande, un campo con una superficie cercana a las 35 mil hectáreas. Con eso se titulan como los productores con mayor superficie y cantidad de animales del sector a nivel regional: 163 mil hectáreas y unos 135 mil ovinos. Este año superarán los 20 millones de dólares en exportaciones, con cerca de 2 mil toneladas de carne.
A todo eso agregó hace sólo unos días la propiedad de la segunda raza ovina chilena, la Marín Magellan Meat Merino; tras 25 años de importación de genética y cruzamiento absorbente de las razas corriedale y merino australiano, sacó un animal propio de doble propósito, de conformación para carne y lana ultrafina exportable, que fue inscrita oficialmente. El logro se alcanzó en un trabajo conjunto con el Inia y el Consorcio Ovino.
La estrategia comienza a entregar resultados.
"Lo que faltaba era consolidar la parte industrial y en este cuarto año ya estamos viendo los frutos de lo que trazamos. Estamos tomando la cresta de la ola de lo que está pasando en el mercado. Es un súper buen momento. Por eso se tomó la decisión de seguir creciendo", señala Mario Marín, gerente general de Agro Marín, sobrino del fundador de la empresa.
Están decididos y el escenario mundial es histórico, con precios para el cordero y la lana de los más altos de los últimos 37 años.
"Creemos que Chile debiera convertirse algún día en un país ovejero. Están las condiciones y las oportunidades; gran demanda en el mercado mundial, y caídas de los stocks de los grandes productores, como Australia, Nueva Zelandia y Uruguay, Eso hace que se pueda lograr. Faltan 20 millones de corderos para los próximos 5 años y esa es una señal potente", señala José Marín gerente general de Ganadera Marín, el innovador ingeniero eléctrico que derivó en los 80 a la ganadería.
Las razones están claras y no se van a revertir rápidamente. Según los expertos, ni Nueva Zelandia ni Australia se van a recuperar rápido. Les tomará tiempo, porque son muchas las vallas a salvar: hay ciclos biológicos; además, están el valor de la tierra y el costo de la mano de obra, entre otras.
Como Chile está a contrapelo de esas desventajas, hay tranquilidad por el contexto favorable que existe para los próximos diez años. El momento es el adecuado, pero falta ver qué le falta a Magallanes para dar el nuevo salto ovino.
Se puede crecer más
Hay convencimiento de que se está lejos del techo productivo. Habría capacidad para crecer por lo menos 40% más en la región en masa ovina.
Unos han optado por la carne, otros menos por la lana y la mayoría quiere rentabilizar al máximo los dos productos. A juicio de los expertos, el gran problema está en la pradera que se ha degradado.
Pero hoy se puede hacer un manejo más técnico que permite aumentar la productividad, con más carne, mejores porcentajes de parición o de destete o calidad de la lana. La recomendación es, si se opta por mejor genética, que hay que alimentar bien para extraer su potencial. "Un animal bien terminado le conviene a todos. El productor recibe mayor beneficio y la industria mejor posibilidad de colocación del producto.
"Nos queda mucho por crecer en capacidad de carga en las praderas y en productividad de los animales. Se quebró el paradigma en cuanto a que se había llegado al tope con el sistema de trabajo de un animal por hectárea. Está totalmente demostrado que eso se puede incrementar y estamos intensificando esto en la región", señala Laura Álvarez, directora de la Asociación de Ganaderos de Tierra del Fuego.
Y la isla parecía estar quedándose atrás.
"Como organización vimos que había espacio para representar a los productores, que en la isla tienen una situación particular de aislamiento y baja conectividad, lo que hace que corran con desventaja para competir exitosamente con el resto de los productores. Por eso estamos bastante atrasados en modernizar nuestras explotaciones", plantea.
Falta política nacional y local
Por ahora no hay políticas especiales para promover el desarrollo ovejero del país.
"Hay un potencial para transformar al país en ovejero, que debiera reflejarse en alguna política específica. Y no hay ninguna. Hay que partir por ahí", señala Mario Marín.
También falta adaptar a la realidad local los programas vigentes en todo el país. Es lo que pasa, con la ley de fomento al riego, por ejemplo.
"Para aprobar los proyectos para pozos se piden caudales que no se ajustan a nuestra realidad. Tenemos dos litros por segundo y en el norte tienen más, pero esos dos litros sirven para almacenar en un tranque australiano y regar cuando lo necesitemos. Lamentablemente, no se ajustan los instrumentos", dice Laura Álvarez.
Comentan también que cuando se consideran las hectáreas de riego básico para entregar algún beneficio son incomparables con la realidad de las estancias regionales. Falta adaptar las políticas, dicen.
Revisar las leyes de excepción
Hay una visión crítica respecto de las leyes especiales dictadas específicamente para el fomento de la actividad productiva. El objetivo no se ha concretado y lo que se comprueba hoy en Tierra del Fuego es atraso y estancamiento.
"Estas leyes de excepción son necesarias. No se puede desconocer, pero tienen que cumplir un objetivo claro. Hay algunas que están interviniendo en nuestra actividad. La bonificación del 20% de la Ley Navarino, que se entrega al frigorífico que es nuestra competencia en Tierra del Fuego provoca distorsiones. Es muy difícil tener que competir con alguien de tu propia Región que tiene un beneficio especial, no menor, 20% por sobre el valor de venta del producto. Eso es una brutalidad y es algo que no puede existir en ningún tipo de mercado abierto, transparente, en el que competencia tiene que ser pareja para todo el mundo", señala José Marín.
Incluso los mismos productores no ven beneficios en esta ley, ya que las consideran dictadas para la industria, pues promovieron la instalación, por ejemplo, de empresas textiles en Porvenir. El problema es que cuando el negocio declinó, se retiraron.
"Como asociación gremial nos estamos focalizando en el tema de la revisión de estas leyes. Hoy no es para el productor primario. Es un beneficio flotante que finalmente no se ha reflejado en crecimiento. Porvenir está estancado y no tiene comparación con lo que pasa en el sector argentino. Hoy, por ejemplo, estamos obligados a venderle al frigorífico sin IVA. No podemos vender entre fueguinos con IVA y eso afecta el cálculo final impositivo. Acá para comprar tenemos que hacerlo con factura exenta, pero para eso tenemos que timbrarla en Impuestos Internos al ingresar, pero no hay aduana en ningún punto de ingreso a Tierra del Fuego. Entonces, por 20 mil, 50 mil o 100 mil pesos no nos vamos a pegar una vuelta de 200 km hasta Porvenir para que nos timbren el ingreso de la factura exenta. Ahí hay una pérdida enorme de recursos para los productores primarios. Además, ¿quién nos permite en Santiago comprar exento?", señala Laura Álvarez.
También habría vicios como el que algunas empresas pidan retorno de IVA -que nunca captaron ni generaron- por exportaciones.
La presión es para que las leyes de excepción ataquen los problemas o necesidades reales de la zona, como los de conectividad y de servicios, principalmente en Tierra del Fuego que parece congelada en el tiempo. Y esto es clave, pues en 2013 el acuerdo con la Unión Europea exigirá reciprocidad en temas de responsabilidad social empresarial.
"Hoy se enciende la radio Polar y se escuchan los mensajes para el campo a la antigua, la mayoría para Tierra del Fuego, porque no hay conectividad, no hay señal de celulares. Además, es imposible lograr gente con cierta calificación que quiera ir a trabajar allá. No tenemos cultura agrícola, no hay escuelas. No hay esa vida de campo que tienen los niños en otras partes de Chile, que les provoca cierta sensibilidad y arraigo", señala Laura Álvarez.
El robo industrializado
Otro tema que aflige a los ganaderos magallánicos es el abigeato. El robo de ganado llegaría a más del 10% del potencial de faena regional que alcanza a cerca de 800 mil corderos. La cifra representa el trabajo de una planta procesadora en un año y cerca de 100 puestos de trabajo.
"Este es quizás el principal problema que tiene la industria hoy y ahí también hacen falta ciertas políticas para ponerle atajo. En este tema se pasan la pelota entre Impuestos Internos, Salud y el SAG. Hay robo hormiga y hay robo de bandas organizadas, con camiones, con perros, y toda una estructura bien armada, y una red de comercialización, manejada por grupos identificables y reconocibles", denuncia José Marín.
El proyecto que impulsa el Ministerio de Agricultura promete un mejor control, al cambiar la guía de libre tránsito por una guía de transporte, con características especiales.
Pero también falta control dentro de los predios."Si la autoridad no da suficiente seguridad tendrá uno mismo que manejar el tema, como única forma de ir rebajando los índices", señala José Marín.
La sugerencia va también por la posibilidad de un subsidio para cuidar los animales.
"No puede ser que haya un circuito de venta puerta a puerta, e incluso abastecimiento en locales reconocidos, incluso del retail, donde se venden estos productos mal habidos, mal faenados y mal identificados", dice Marín.
Fuente: Revista del Campo de El Mercurio. Consultado el 15-8-11.